Es interesante recorrer
Shanghai con ojo crítico para advertir que esta ciudad combina una infinita
variedad de idiomas, aromas y culturas, que la convierten en
un enclave exótico, lejano y desconocido. Vale la pena detenerse a mirar
en detalle cada techo construido en madera, tallado y pintado con meticuloso
esmero, las tallas de balaustradas y cornisas, y el colorido que se destaca
entre medio de jardines y estanques.
El contraste asombra y se disfruta.
Mientras en la ciudad antigua todo pareciera ser un caos ininterrumpido entre ciclistas y peatones que circulan con sus sombrillas por calles estrechas y puentes vinculantes, la parte moderna deslumbra a cada paso con rascacielos que compiten en originalidad.
En la moderna Shanghai las calles son anchas
pero enfrentan un continuo desafío: muchísimo transito automotor, lo que hace que la bruma sea una constante sobre los edificios.
De noche, el paisaje de Pudong desde el histórico paseo el Bund luce maravilloso y se refleja como
un arco iris en el agua.
Has visitado Shanghai alguna vez? Contanos tu experiencia!
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