La zona -completamente desértica- estuvo habitada por tribus antes de Cristo, pero no se habla de la ciudad hasta 1833. Es a partir de los setenta, con el descubrimiento del petróleo, que tiene un crecimiento vertiginoso. En tan solo 10 años se construyó la gran mayoría de las torres que vemos hoy, empleando entre 40.000 y 50.000 personas en cada nueva edificación.
Todo es de inmensas proporciones: las torres, el Dubai mall donde se encuentra la pecera más grande del mundo. Y, al anochecer, el espectáculo de las aguas danzantes con ese cielo rojizo tan particular de las zonas desérticas.
La vida diaria se desarrolla entre los mercados, las especies y el regateo. Mientras, los jeques concurren con sus esposas en autos de alta gama -que vemos por doquier- en busca de “algún collar” de oro para todas ellas y sin distinción.
El desierto y el lujo. Una cultura diferente y un paisaje diferente que vale la pena conocer.
Dato curioso
Ningún extranjero -salvo por trabajo- puede ser residente permanente en Dubai. El gobierno regala una casa y un auto a los nativos -hombre y mujer- que contraigan matrimonio allí, ya que necesitan aumentar la población estable de la ciudad.
Nos vemos en el próximo post!
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